miércoles, 5 de marzo de 2014
BOTAS DESABROCHADAS
Días después de ver los vídeos de mi artículo anterior, pudimos identificar algunas de las cosas que me estaban impidiendo sentirme más fluida, y sobre todo como lo he hecho a lo largo de este blog, mejorar la técnica.
Curiosamente
llevaba un tiempo dándome cuenta de que algo me estaba faltando. Mi paralelo
perfeccionado había progresado mucho y el resultado del día a día era óptimo. Sin embargo el giro corto...se
me estaba empezando a atragantar.
Cierto
es que había encontrado un buen movimiento de piernas, una buena posición, y
hasta había conseguido coordinar el clavado de bastón. Algo que puedo asegurar que no ocurrió de la
noche a la mañana. Pero yo sentía que los esquís no entraban del todo
bien en cada giro, por lo que aunque empezaba bien, llegaba un punto en el que todo me resultaba
más forzado. Y efectivamente, pude observar tanto esquiando como en los vídeos,
que dejaba el esquí interior ligeramente plano, mientras que con el exterior
cortaba la nieve y presionaba sin problema. ¡¡Vaya!!, pensé. Habrá que hacer
algún ejercicio. Y no hice uno sino varios... Pero no notaba los cambios que
buscaba.
Un
día llegó Álvaro diciéndome que había estado entrenando con las botas
desabrochadas y que si me animaba por fin a probarlo. A mí no me ilusionó demasiado la
idea, ya que lo hice brevemente una vez y no me gustó nada: inseguridad,
pensamiento de que te vas a torcer el pie, de que te vas a caer... Pero bueno,
tenía toda la mañana libre para darle una oportunidad al tema y comprobar si
tan bueno era.
Me
fui a una pista sencilla, me desabroché las botas al completo y empecé a esquiar
muy despacito. A pesar de que me habían dicho que era un ejercicio estupendo, no terminaba de
entender su sentido. Tendemos a creernos todo lo que nos dicen: este ejercicio es muy bueno y tal y pascual. Pero decir que un ejercicio es "bueno" abarca demasiado. Necesitaba comprobarlo y sobre todo averiguar qué de específico tenía. Siendo sincera, la primera vez
que lo hice no sentí que me ayudara de mucho... O al menos eso creía. No quería descartarlo tan rápido por lo que puse la cabezonería al poder y
acabé esquiando así 2 horas.
Cansada
de ir apurando, volví a abrocharme las botas. Y...¡¡¡sorpresa!!!
menudo cambio. A cada curva, mis esquís se agarraban a la nieve como jamás antes
lo habían hecho. No sólo eso, sino que mi esquí interior comenzaba a dejar de ir plano. El
sentimiento de cambio fue tan fuerte, que días después hice lo mismo: 2 horitas con las botas
desabrochadas, abrochármelas y rápidamente esquiar. Pues
bien, gracias a esto, aparte de mejorar el giro corto, también he conseguido superar mis temores a la nieve dura,
la cual antes detestaba y que incluso ha empezado a gustarme. En poco tiempo, cuando ya pensaba que los avances serían más lentos, ha vuelto a darse una gran mejora.
La clave está sobre todo en los tobillos y en sus movimientos. Me referiré a los movimientos de flexión (dorsiflexión y flexión plantar), movimientos laterales (eversión e inversión) y movimientos de rotación (abducción y aducción).
1. El movimiento de flexión
en los tobillos, es una de las bases más importantes del esquí. Desde que
debutamos, es uno de los puntos a los que más atención se debería de poner. Una
buena flexión de tobillos nos proporciona una posición ideal sobre las botas
que se desencadena en un mayor control sobre los esquís. Habremos oído hablar
multitud de veces que debemos sentir cómo las espinillas se apoyan en las botas.
Pues bien, esto se consigue con una buena flexión de tobillos y rodillas. Con
el tiempo, acabamos automatizando este movimiento (flexionar y extender) y nos
acostumbramos a que la bota soporte parte de nuestro peso así como la presión
que ejercemos sobre ésta y que a la vez se transfiere al esquí. La bota nos mantiene
por así decirlo rígidos, con movimientos reducidos del pie. ¿Pero qué pasaría
si no lleváramos botas? Pues eso es lo que se experimenta con las botas
desabrochadas. Nos vemos obligados a controlar nuestra flexión
sin necesidad de apretar contra ellas. Cuando nos las volvemos a abrochar, nos
damos cuenta de que nuestra posición ha mejorado y de que es mucho más centrada (ni de
pie como palos, ni excesivamente flexionados).
2. Lo
mismo ocurre con el movimiento lateral
de los tobillos. Al acostumbrarnos a que la bota nos los sujete, no somos
capaces de sentir el rango de movimiento que realmente podríamos hacer. Cuando
desabrochamos las botas ese movimiento se hace enormemente mayor, lo cual nos
sensibiliza a entrar con los cantos con mucho más cuidado y con una mayor
calidad de movimiento para agarrarnos a la nieve y no caer. Para ello no nos
queda opción que mantener una posición de los pies adecuadas al terreno, de
manera que nuestra toma de cantos mejora
y ampliamos nuestra capacidad de conducción. Al abrocharnos las botas, nuestra
presión y movimiento lateral se vuelve muchísimo más precisa.
3. Por
último y en menor grado, al esquiar con botas desabrochadas, podemos ver cómo en ocasiones
algún esquí se mueve de forma independiente o distinto al otro. Suelen ser
movimientos muy pequeños de rotación de los tobillos, que en momentos de irregularidad del terreno pueden
acrecentarse notablemente. Reforzando que los tobillos se mantengan por decirlo de alguna manera estáticos (sin rotación), se consigue que los esquís estén
paralelos y que sus movimientos sean lo más idénticos posible.
¿Qué conseguimos?
En
definitiva, el conjunto de microrregulaciones que obtenemos tanto a nivel
muscular como articular es bastante alta, lo cual afecta directamente en los
pequeños movimientos que realizamos con los pies al esquiar. Todo, claro está,
junto con el resto de
movimientos de nuestro cuerpo (rodillas, caderas, tronco, etc.. ) En resumen:
- Mejora
el movimiento de angulación
-
Mayor toma de cantos al derrapar y al conducir. Los esquís se agarran al suelo.
-
Flexibilidad y fortalecimiento de tobillos
-
Mejora la centralidad y la posición de nuestro cuerpo.
-
Mayor paralelismo y simetría
Etiquetas:
Técnica
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7 comentarios :
Buenas! la verdad es que se nota bastante cuando tienes todo bien colocado, yo este finde pasado estuve en Cerler porque me tocó un forfait con la promoción de Vips comprando 1 pack de San Miguel Fresca y subí con un amigo que era profesor, menos mal que él me enseñó a colocarme las botas y los esquís, aprendí un montón y me lo pasé en grande
Estherciña!! flipando, hacia tiempo que no entraba en tu blog... me ha gustado mucho!!, que buenos los dibus... oye tu!! tengo que conseguir subir antes de que acabe la temporada te he visto flojeando fuera pista, quizá os pueda enseñar algo a ti y a Alvaro jijijiji!! siempre desde la modestia!!
El Pueril
Que buenos consejos. Los tendré en cuenta para nuestra próxima escapada con nuestros peques. Enhorabuena por el blog. Os seguiremos de forma asídua.
Podeis visitarnos en nuestro blog Crecequetecrece.com
He estado mirando vuestro blog :-) De aquí a un tiempo hablaré de niños y esquí, así que para entonces espero que os guste y os aporte algo más.
Pueril, te quiero ver pronto aquí!! estamos en la recta final. Tienes hasta el 20 de abril así que no lo pienses más. Aunque no se yo cómo estará la nieve para que nos des lecciones de fuera de pista, jajajajaj. Un abrazo!!!!!
Lo probaré, gracias!
:-) bien!
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